| Descubierta por Charles Messier 
        en 1764. 
 La Nebulosa Dumbbell M 27 (que puede traducirse por “Pesa” o 
        “Mancuerna”, pero en este caso el nombre en inglés es el más utilizado) 
        fue la primera nebulosa planetaria en ser descubierta. El 12 de julio de 
        1764, Charles Messier descubrió este nueva y fascinante clase de 
        objetos, y describe a ésta como una nebulosa oval sin estrellas. El 
        nombre “Dumbbell” proviene de una descripción hecha por John Herschel, 
        quien también la comparó con el “disparo de una escopeta de dos caños”.
 
 Por casualidad la vemos aproximadamente desde su plano ecuatorial (de 
        izquierda a derecha en nuestra imagen); ésto es muy parecido a nuestra 
        visión de otra nebulosa planetaria de Messier, más tenue, M76, que es 
        llamada “Pequeña Dumbbell”. Vista desde uno de sus polos, tendría 
        probablemente la forma de un anillo, y quizás se viera parecida a la 
        Nebulosa del Anillo M57.
 
 Ciertamente, esta nebulosa planetaria es el objeto más impresionante de 
        su clase en el cielo, ya que su diámetro angular es de casi 6 minutos de 
        arco, con un halo tenue que se extiende por algo más de 15 minutos de 
        arco, es decir, la mitad del diámetro aparente de la Luna (Millikan, 
        1974).
 
 También se encuentra entre los más brillantes, siendo al menos (con su 
        magnitud aparente estimada de 7,4) casi tan luminosa que la Nebulosa 
        Hélice NGC 7293 en Acuario, que tiene una magnitud de 7,3, la que sin 
        embargo tiene un menor brillo superficial debido a su mayor extensión 
        (estimaciones de Stephen Hynes); resulta raro que esta nebulosa 
        planetaria sea, fotográficamente, apenas un poco menos luminosa 
        (magnitud 7,6). El autor de este artículo (hf) quedó sorprendido de que 
        este objeto fuera visible, bajo condiciones moderadamente buenas, con 
        sus binoculares de 10x50.
 
 Tal como fue medida por el astrónomo soviético O. N. Chudowitchera desde 
        Pulkowo (mencionado por L. H. Aller, Glyn Jones y Vehrenberg), la 
        porción brillante de la nebulosa aparentemente se está expandiendo a una 
        velocidad de 6,8 minutos de arco por siglo, lo que la hace llegar a una 
        edad estimada de 3 000 a 4 000 años, es decir, que la eyección de la 
        cáscara probablemente habría sido observable en esa época (en realidad, 
        sucedió antes, puesto que la luz tuvo que viajar toda esa distancia de 
        quizás 1 000 años luz). La astrónoma estimó que la distancia era de 
        solamente unos 490 años luz, algo corta quizás. Otra estimación, hecha 
        por Burnham, obtuvo una velocidad de expansión de 1,0 arcosegundos por 
        siglo, y una edad estimada de 48 mil años.
 
 La estrella central de M 27 es bastante brillante, con una magnitud de 
        13,5 y con una temperatura de unos 85 000 K (sería una sub-enana azulada 
        caliente tipo O7, tal como se la lista en el Catálogo Celeste 2000). K. 
        M. Cudworth del Observatorio de Yerkes encontró que probablemente tenga 
        una tenue compañera (de magnitud 17ª) a 6,5 minutos de arco con un 
        ángulo de posición de 214º (Burnham).
 
 Como sucede con la mayoría de las nebulosas planetarias, la distancia de 
        M 27 (y por lo tanto su dimensión real y su luminosidad intrínseca) no 
        es bien conocida. Hynes da unos 800 años luz, Kenneth Glyn Jones da 975, 
        Mallas / Kreimes la estiman en 1 250, mientas que otras estimaciones van 
        desde 490 a 3 500 años luz. Actualmente, se están realizando 
        investigaciones con el Telescopio Espacial Hubble a los efectos de 
        determinar un valor más confiable y acertado de su distancia.
 
 Adoptando nuestro valor de 1 200 años luz, su luminosidad intrínseca es 
        unas 100 veces mayor que la del Sol (magnitud absoluta –0,5), mientras 
        que la de la estrella es aproximadamente de +6 (un tercio de la del 
        Sol), y la de la compañera sería de +9 o +9,5 (unas 100 veces menos que 
        la del Sol), todas ellas en la porción visible del espectro 
        electromagnético.
 
 Que la estrella sea tanto más brillante que su estrella, muestra que 
        esta última emite principalmente radiación altamente energética en la 
        zona no visible del espectro, la que es absorbida por el gas de la 
        nebulosa, y re-emitida por la nebulosa, al menos en buena parte, como 
        luz visible.
 
 En realidad, como sucede con casi todas las nebulosas planetarias, la 
        porción mayor de la luz visible se emite en una única línea espectral, 
        la de la luz verde a 5 007 Ángstrom.
 
 
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